Hablar de emociones e inteligencia regularmente separamos estos elementos. Cuando hablamos de emociones lo asociamos con el sentimiento; o características del comportamiento humano, y cuando hablamos de inteligencia lo asociamos al pensar, analizar y a la capacidad que tenemos para desarrollarnos en los campos académicos.
Sin embargo las dos palabras unidas Inteligencia Emocional muchas veces creemos conocer o entender mucho del tema pero la realidad es que muy poco sabemos de la inteligencia emocional y su aplicación en la vida diaria. ─No pretendo descalificar las bases que muchos ponen en perspectiva─ pero cuando hablan del tema de inteligencia emocional tales como el auto conocimiento, auto confianza, empatía, estos son solamente algunos elementos que se consideran dentro del tema, pero la realidad es que la inteligencia emocional es una ciencia mucho más profunda que el simple hecho de conocernos a sí mismos.
Esta ciencia tiene que ver con el comportamiento consciente o inconsciente y con la capacidad o voluntad directa del ser humano para entender el origen de un comportamiento en sí mismo que puede ser el enojo como hábito, hasta ¿Porqué le suceden cosas que no quiere que le sucedan? ─pero la realidad es que le suceden todos los días─ estudios científicos demuestran que hasta la enfermedad está relacionada directamente con el juego emocional de las personas.
Quiero hacer énfasis que la inteligencia emocional no es un asunto relacionado solo a las emociones que trate del sentimiento positivo o negativo; sino más bien la inteligencia emocional es una serie de conexiones entre el cerebro, el cuerpo, y el espíritu. Está comprobado que las emociones se componen por químicos que nuestro cuerpo segrega ante ciertos acontecimientos que tienen que ver con las experiencias positivas y negativas.
¿Le ha sucedido que se enoja y experimenta una serie de sentimientos internos que no logra entender porque le suceden? O le ha sucedido que ¿Amanece ciertos días con un sentimiento de tristeza? ¿Cierto grado de desánimo? O días que no tiene ¿ganas de hacer nada?
Hágase las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que más me hace enojar? ¿Qué es lo que más le frustra? ¿Qué bromas no soporto? ¿Cómo respondo a situaciones incómodas? Ahora pregúntese: ¿Cuál o cuáles son mis hobbies favoritos? ¿Qué me produce felicidad? ¿Cuáles son mis emociones favoritas? ¿Si usted logra respuestas a estas preguntas? De manera asertiva significa que usted es inteligente emocional, pero si al cuestionarse las preguntas; entró en una etapa de duda, y le hizo pensar un momento significa que su inteligencia emocional aún está en un limbo.
Lamentablemente, nos han educado para tener conocimiento sobre geografía, un poco de historia, sobre ciencias, y un poco de matemáticas, pero nada sobre el maravilloso mundo de las emociones y ante este mundo tan acelerado y complicado conocer sobre las emociones se convierte en una necesidad de primer grado para toda persona que desea éxito en sus relaciones, en sus finanzas, en los negocios, en la pareja, en fin; nos damos cuenta que las emociones juegan un papel muy importante en la calidad de vida que las personas alcanzan.
─Recuerdo hace años, conversaba con una persona sobre ciertas circunstancias que a veces la vida nos hace vivir, circunstancias muy dolorosas, con un nivel de impresión demasiado traumático a cualquier mente─ y esta persona me hacía comentarios con alta dosis de resentimiento porque no había logrado ser exitoso en un nivel aceptable y él culpaba a muchas personas que iba desde sus padres, hermanos hasta llegar a culpar a sus mismos hijos de su desgracia. Con esta anécdota quiero comentar la importancia que tiene una palabra en el mundo de la inteligencia emocional:
Resiliencia:
Dice la psicología tradicional que la resiliencia es la capacidad de cruzar a través de sucesos que causan dolor, tristeza, enojo, resentimiento y de alguna manera se convierten en traumas que quien los experimenta logra sobreponerse y logra vencer sintiéndose mejor. Dentro de la física cuántica la palabra “resiliencia” tiene un significado muy acertado para explicarla dentro del comportamiento humano. En la física cuántica le dan el significado de rebotar, regresar, no explotar y precisamente la palabra resiliencia vista como una experiencia en la persona significa no tomar en serio, entender el acontecimiento como un hecho natural que trae aprendizaje, mejora, crecimiento, superación, ─aunque al lector le parezca sin fundamento─ la resiliencia está ligada al conjunto de pensamientos razonables que una persona puede tener o desarrollar para un fin o propósito en la vida.
La resiliencia está fundamentada en la capacidad de la persona para creer que ciertos eventos le suceden por y para un propósito específico en la vida. Por ejemplo; una mujer que sufre a los maltratos, ofensas, golpes de un esposo despiadado, pero cuando le preguntamos a la mujer ¿Porque no abandona esa relación? Ella contesta: “Lo hago por mis hijos, porque ellos no merecen vivir sin su padre” podría cualquier persona considerar que dicha mujer está loca y no está obligada a soportar todos esos vejámenes, pero al investigar nos damos cuenta que lo que para muchos es dolor; para esta abnegada madre se llama propósito. ─allí hay resiliencia─ ciertamente, si esta mujer recibe ayuda profesional y logra establecer nuevos paradigmas (creencias) podría encontrar otras formas de entender la vida y seguramente le daría otro sentido a su vida. ─Otra forma de ser resiliente─. Muchas veces la resiliencia puede ser subjetiva, ya que no siempre está enfocada hacia el éxito, también puede estar enfocada al fracaso.
Hace poco en un programa de entrenamiento en inteligencia emocional alguien nos contaba su experiencia de resiliencia, nos contó que su padre murió cuando ella tenía 6 años, y su padre tuvo que viajar a Estados Unidos para brindarles una mejor calidad de vida a ella y sus hermanos.
Nos contaba, que habían tiempos que vivían con familiares alcohólicos y drogadictos pero cuando ella miraba a sus familiares usar drogas en su corta edad ella se decía a si misma: “Jamás usaré drogas” “Estudiaré y seré exitosa” y nos contaba nuestra participante hoy con 35 años de edad es una profesional, madre, esposa, empresaria, ─podríamos decir que ella es exitosa en la vida, gracias a la resiliencia que tuvo en su infancia─
Para desarrollar resiliencia el proceso es muy fácil. Apliquemos los tres pasos para lograrlo:
- Aceptemos una condición tal cual está en nuestra vida.
- Entendamos que todo es un propósito; para un propósito
- Busquemos el propósito en la experiencia, apliquemos un aprendizaje y establezcamos una nueva creencia.
Cuando nos hacemos consientes y aplicamos la resiliencia a todos los acontecimientos negativos en la vida, nos daremos cuenta que pronto sufriremos menos, aunque sigamos teniendo los mismos acontecimientos. Aplicar la resiliencia en la vida diaria no hará incrementar más la conciencia positiva que está en nosotros y nos permitirá automáticamente ser más tolerantes, amigables, carismáticos y nuestra comunicación será más persuasiva, seremos más empáticos con las otras personas y definitivamente ser resiliente nos hace ser felices.
En una empresa en la cual establecimos un modelo para desarrollar competencias de inteligencia emocional en todas las personas que laboran en ella, se llevó a cabo un ejercicio que hizo aplicar la resiliencia en todas las personas: “Les pedimos a todos los colaboradores que hicieran una lista de acciones que no deseaban experimentar en su trabajo y en la comunicación con los demás, y una lista de acciones y comportamientos que ellos aplaudirían cada vez que se tuviera la experiencia; cuando ya los tuvieran identificados que los escribieran en una hoja y los depositaran de manera anónima en una caja que pondríamos en los baños de la empresa. Las cajas fueron rotuladas como: ACCIONES POSITIVAS Y ACCIONES NEGATIVAS, luego de tres días se contabilizaron las acciones indeseadas y deseadas. Se les convocó a una reunión y se les expuso todas las respuestas en negativo y en positivo.
Automáticamente todos los colaboradores en plan de juego, empezaron a aplicar las acciones y comportamientos positivos, se les dio seguimiento con una campaña de promoción interna por nominaciones y reconocimientos a los colaboradores que más aplicaran la resiliencia en su desempeño. Dos años después me invitaron a brindar una conferencia al personal de esa empresa y me contaron muchos testimonios positivos de esa acción. Volvimos a hacer el ejercicio, curiosamente la lista de comportamientos indeseados había reducido substancialmente.
Jesús enseñó resiliencia cuando dijo: “¿Qué gracia tiene hacer un bien a quien te hace un bien? La gracia está en hacer un bien a quien te hace un mal” Impresionante enseñanza.
Aprendamos a caminar por la vida con nuestra conciencia positiva en acción, haciendo el bien a cuanto ingrato nos hace mal. Esta acción no es nada fácil porque ante las respuestas negativas de los demás nuestro ego inmediatamente se activa y la creencia del merecimiento o inmerecimiento automáticamente entra en acción y activamos cualquier mecanismo de respuesta para defendernos de lo que supuestamente no merecemos. Sin embargo pero si aprendemos a pensar en la resiliencia, podemos hacer que nuestra capacidad de análisis se active y estoy seguro que encontraremos que la empatía, la tolerancia, la benevolencia y la compasión tiene un lugar especial en nuestra vida. Eso brinda alta dosis de satisfacción y felicidad. ─se lo aseguro─. Continua parte II.
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